1. Trátalo con respeto: Esto implica escucharlo y aceptar sus intereses, motivaciones, gustos, aunque no estemos de acuerdo con ellos. Recuerda mientras lo que haga o guste no atente contra valores, o su salud física o emocional es permisible.
2. Conquístalo: Haz lo necesario para que te admire o para que te vea como una figura respetable, admirable o imitable, puedes ser rígido, fuerte o firme, si en esto te aseguras que tu hijo(a) entienda la razón justa del porqué has asumido esa actitud o por qué estás ejerciendo autoridad o firmeza y no lo vea solo como una imposición porque eres el jefe o eres el que manda. Los adolescentes dentro de sí mismo saben reconocer cuando el padre tiene la razón aunque con sus actitudes pretendan demostrar lo contrario.
3. Miren al futuro juntos: Si quieres que tu hijo aprenda a comprometerse con sus acciones y con sus decisiones, tienes que enamorarlo de su futuro, tienes que hacer que con sus acciones intente conquistar su futuro, hazle entender que nuestro futuro es como una chica(o) que se pretende conquistar, solo enamorándolo, haciendo lo que mejor sabemos hacer, realizando muy bien las cosas es cómo podemos llamar su atención y comprometerse a “darnos el sí buscamos”
4. Educa en Valores: La limpieza, la organización, la caballerosidad o los buenos modales son los adornos del ser humano, son lo que nos hace ver bonitos, sin embargo más importante que esto, más trascendente que esto, son los valores que inculcamos, existen gran cantidad de valores, sería bueno que como pareja o en su defecto de manera personal, definieras de2 a 4 valores que son los que le regales a tu hijo(a) esto es, los que inculques a través de tu ejemplo y señales en cada actividad que se realice, por ejemplo, si quieres regalarle el valor de la responsabilidad es hacerle ver la importancia de esto, le des ejemplos del cómo tú practicas la responsabilidad y cuando no quiera hacer algo, es señalarle, sé que no quieres hacerlo pero es parte de la responsabilidad y no puedes renunciar a ella, pero si decides aun así no hacerlo, implica que también renuncias a los derechos que te ofrece el ser una persona responsable.

5. Juega y bromea: Nada genera un mejor entorno para abrirse, para mostrarse como somos, que cuando jugamos y bromeamos. Entre adolescentes se juega mucho, se bromea mucho y esto permea la confianza y la empatía. Como padre puedes jugar, bromear y seguir manteniendo tu autoridad o tu jerarquía, pero a la vez podrás crear el entorno de confianza y empatía para que el adolescente te vea como alguien que no todo es seriedad, reglas y/o límites y que no eres un adulto que vive en un mundo diferente al de él. Muchas veces cuando hacemos que nos vean como adultos con trabajo, con obligaciones, con responsabilidades y que “no tenemos tiempo para niñerías o boberías”, damos el mensaje de vivir en un mundo distinto al de ellos, y por tanto al vernos nuestros hijos tan serios, sin saber “disfrutar la vida” muy probablemente no quieran vivir ese “mundo” que sin darnos cuenta les estamos reflejando.
6. Vive un día compartido: Involúcralo en tus actividades, involúcrate en las suyas. Define un día por semana o por mes, en el cual él te acompañe o pueda compartir contigo un día de tus actividades, ya sea laborales o de fin de semana, así mismo separa un día para que tú lo puedas acompañar en sus actividades o bien le apoyes en ellas, la idea en esencia es que puedas aprender de cómo es el mundo en el que se está desenvolviendo, de las complicaciones con la que pueden estar lidiando y también que el (ella) conozca tu mundo y la perspectiva que tienes de las cosas y del todo, desde tu rol y tus decisiones que debes tomar como padre o madre de familia.
7. Respeta su libertad: Tu hijo es libre, así como lo eres tú, la única diferencia es que como adulto respetas reglas, límites y sigues a conciencia los valores que te han inculcado o que has aprendido. Si tu hijo aprende lo anterior y sabe regirse por los valores que le has inculcado, entonces te ha demostrado que se ha ganado su libertad, no tiene caso seguir ocultándolo del mundo, puesto que en algún momento debe mostrarse a él, y es como un pájaro, puede volar, pero si no lo dejas abrir sus alas jamás podrá darse cuenta de lo que puede aprender y conquistar.
8. Hazlo Independiente: No le resuelvas las cosas, no le regales las cosas, no le protejas de lo que él (ella) puede defenderse, no le des lo mejor, mejor enséñale a resolver problemas, a encontrar soluciones, enséñale a ganarse las cosas, a defenderse y defender, regálale pequeños momentos de sacrificio para que vaya fortaleciendo su carácter, enséñale a cooperar, así hemos aprendido todos. Los que valoramos las cosas, los que sabemos trabajar, los que sabemos ganarnos las cosas, los que hemos desarrollado la capacidad de frustración, no hay otro camino que el que se ha descrito en líneas anteriores para adquirirlo. Si todo le hacemos, si todo le regalamos, si todo le solucionamos, si le damos lo que quiere o sólo lo mejor, lo estamos tratando como un parásito y tu hijo(a) y recuerda se trata de hacer un hijo independiente no un dependiente, y el ser independiente se trata de resolver, valerse y actuar por sí mismo pero con compromiso a los demás y a lo que le rodea, de otra manera estamos construyendo un hijo egoísta que solo verá por sí mismo sin importarle nada de los demás o lo que le rodea.
9. Enséñale a creer: Enséñale a creer en sí mismo, en los demás, en un Ser Superior. En sí mismo para que pueda reconocer sus méritos, habilidades y talentos para que no los desperdicie y para que pueda creer en sí mismo y  que puede ser, si no el mejor,  de los mejores para hacer lo que desea, pero el creer en sí mismo implica reconocer también nuestros defectos, nuestros desaciertos o limitaciones, y que puede tomar estos como obstáculos, o puede dejar de ver éstos como obstáculos para convertirlos en retos. Y al creer en sí mismo y reconocer sus limitaciones, implica  también creer en los demás, implica saber que nadie es perfecto pero que somos perfectibles y entonces podrá mirar a los demás como personas capaces que pueden tener sus equivocaciones y sus errores. Y que él puede ser un medio para ayudar, cooperar o ser un puente para que esa persona aprenda o pueda enmendar y corregir sus limitaciones. Y cuando esto suceda le será más fácil creer en un ser Superior que está por encima de nuestras limitaciones, errores y defectos y que estará ahí cuando se necesite, a través de lo que nos rodea, o de quienes nos rodean.

• Enséñale la clave de la vida: La vida es un conjunto de días que si no sabemos a dónde vamos, se convierten en rutina y pueden convertir los días en semanas, meses y años sin un rumbo y sin objetivo. Si sabemos a dónde vamos, qué es lo que queremos hacer, en qué nos queremos convertir o dónde deseamos llegar, las decisiones y acciones qué hacer y cuáles no, será más fácil decidirlas.

Por eso a un adolescente le debe quedar claro por qué debe terminar preparatoria, por qué quiere una carrera y qué es lo que busca, o en su defecto por qué no quiere una carrera o el por qué quiere ser músico o artista.  Todo debe tener y poseer un sentido porque es lo que nos dará la certeza de que estamos en el camino correcto o nos indicará si es acaso más un deseo que realmente un camino de vida.